Introducción Al Desarrollo Y Cuidado Del Embarazo

Durante muchos siglos los conocimientos sobre el proceso biológico que lleva a la maternidad fueron misteriosamente encubiertos para los no iniciados, estableciéndoles artificios y vínculos con la religión y la moral, o velándolos con supersticiones.

En las últims décadas, a medida que la Medicina ha sido asimilada a la Obstetricia como una de sus propias ramas, ha quedado deshecho el velo de misterio y el obstetra, en un acto de justicia elemental, pero de profundo interés,ha optado por suministrar a la mujer embarazada la más meticulosa información sobre todo lo concerniente a la función reproductiva.

En efecto, es apenas justo que toda mujer conozca la intimidad del mecanismo de sus facultades creadoras de vida, que la destinan a desempeñar un papel de gran significado social y espiritual; por otra parte, sólo ventajas reporta la instrucción que convertirá a la futura madre en vigilante de la marcha normal de su embarazo y en una inapreciable colaboradora del médico encargado de su control y tratamiento.

Al considerar que la gestación es el medio del que la naturaleza se sirve para perpetuar la existencia de las especies biológicas, puede considerarse, con lógica irreprochable, como una función orgánica esencialmente normal. Atendiéndonos a ésta premisa debemos librar a la gravidez de el matiz de enfermedad con que solía cubrírsele, al grado de que la mujer embarazada era, por hábito considerada como “enferma”.

En realidad, cuando un organismo alberga un embarazo, ninguno de sus órganos se enferma en el estricto sentido del término; pero la mayoría de ellos han de adaptar sus funciones a condiciones biológicas diferentes, impuestas por la coexistencia fetal. De este proceso de adaptación deriva la posibilidad de que la gestación no siempre transcurra dentro del completo bienestar físico y mental de la mujer embarazada. Esta evidencia se acepta sin dificultad si tenemos en cuenta la magnitud de la tarea que significa para el organismo materno su destino de dar vida a seres semejantes a sí mismo; para lograrlo tiene necesariamente que sacrificar un poco de su vitalidad, alguna de sus funciones sufren cierto grado de modificación y ello significa una fuente de trastornos, que no por normales, dejan de ser incómodos. Conviene, desde este punto de vista, que la futura madre sepa cuáles molestias son normales y cuáles otras constituyen signos de alarma.

Es preciso que la gestante adquiera la convicción de que el trance de la maternidad ha dejado de ser un suplicio, siempre y cuando se recurra a la atención especializada; las incomodidades propias del estado grávido pueden ser atenuadas al máximo, el peligro de las complicaciones conjurado y suprimido o aminorado el dolor de parto; todo ello con la mayor seguridad para su vida y la del hijo que va a nacer. La consideración de estos hechos debe aportar una provechosa tranquilidad en la espectativa del nacimiento.

En torno a estas y otras cuestiones pueden suscitarce dudas en la paciente o despertar su curiosidad de tal manera que el breve lapso de la consulta con su médico resulte insuficiente para su necesaria instrucción; de aquí la conveniencia de información acerca de cuidados prenatales que amplíe el diálogo con el especialista.

Dr. Julio Morfín Martín

Gineco-Obstetra

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