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Las etapas tempranas del embarazo son de vital importancia, ya que durante las primeras 10 semanas, se forman todos los órganos del cuerpo humano.

En cuanto una mujer presenta un retraso menstrual, debe realizar una prueba en orina para detectarlo. En caso de ser positiva, se confirmará mediante una prueba en sangre denominada Gonadotropina Coriónica Humana fracción beta cuantitativa. Ésta permite al Ginecólogo estimar la edad gestacional y determinar el momento en que se realizará el primer ultrasonido.

A partir de este momento, comenzará la toma de ácido fólico para prevenir malformaciones en el bebé. Es importante señalar, que la prevención máxima se logra iniciando su consumo tres meses antes de embarazarse. Las vitaminas se inician a partir de la semana 8 de gestación, ya que algunas como la C y E pueden ser peligrosas en las primeras semanas de formación del embrión.

Deberá informar a su Ginecólogo, del consumo o aplicación de cualquier medicamento prescrito, incluyendo los empleados en la medicina alternativa.

Para la primer consulta con su Ginecólogo, que será a la cuarta semana contada a partir de la fecha de última menstruación, será de gran utilidad contar con los siguientes estudios básicos: grupo sanguíneo con factor Rh, biometría hemática completa, examen general de orina, tiempos de coagulación (TP y TTP) y química sanguínea de cuatro elementos (glucosa, urea, creatinina y ácido úrico). En esta consulta se verificará el sitio y la adecuada implantación del o de los embriones, según sea el caso.

A partir de la semana 6 un ultrasonido realizado por la vagina permitirá confirmar la vitalidad del embrión y será a partir de la 8 que iniciará el latido cardiaco fetal. Entre la semana 11 y 14 se deberán realizar estudios complementarios que verifican hasta en un 95% la ausencia de malformaciones cromosómicas: ultrasonido de segundo nivel y determinación de dos hormonas (duo test), realizados en una Unidad Materno-Fetal.

Es recomendable acudir con su Ginecólogo cada 4 semanas hasta la semana 28; cada 2 ó 3 semanas hasta la 36 y semanalmente hasta el parto.

Se deberán evitar riesgos de infección, tales como: ingesta de alimentos procesados con poca higiene, carnes y mariscos crudos, moluscos filtradores, presentarse en sitios demasiado concurridos o cerrados con poca ventilación.

Artículo escrito por: Dr. Sergio Estévez González

Ginecólogo / Biólogo de la Reproducción Humana

Director de Diagnóstico y Tratamiento en Salud Reproductiva

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