Lo que nadie nos dice y menos la televisión y las películas es que cuando nace un bebé la mamá luce como si la hubiera atropellado un camión. Tu rostro luce hinchado, estás colorada, o te ves demacrada; tus ojos pueden estar rojos o hasta morados, algunas venitas de tu rostro se notan fuera de lo común… podría parecer que perdiste una pelea de box.
Lo bueno de esto es que es pasajero y solo ocurre en las primeras horas después del parto y en un par de días luces como si nada hubiera pasado. Seguramente te sentirás muy incomoda por los dolores de la cesárea o la episotomía y el sangrado constante. Tu antes, firme panza, se convierte en una bailante gelatina gigante, y también están los entuertos (contracciones que ocurren después del parto y que desaparecen con el paso de los días). Pero lo que es muy cierto es que aunque te tomen fotos despeinada y desmaquillada, inmediatamente después de regresar de la sala de recuperación, serán las fotos en donde luzcas más feliz que nunca. Cuando veas esas fotos ni te acordarás de las penurias que pasaste esas primeras horas.
Es un poco complicado darte “una manita de gato” antes de ingresar a tu habitación después del parto pero pide que no te tomen fotos hasta unos minutitos después de que te hayas peinado y aplicado un poco de labial en los labios.
Algunas mujeres piden que les lleven su cosmetiquera a la sala de recuperación, y mientras descansan se pueden arreglar un poco. Yo te aconsejo que mejor aproveches ese ratito para relajarte y no pensar en nada más que en “tu descanso”. Tu bebé está siendo atendido por profesionales y es el único momento que tienes para estar tranquila antes de todo el alboroto de las felicitaciones y las fotos… antes de que tengas a tu nene en tus brazos por el resto de sus vidas.
Mejor pide a alguien que en cuanto llegues te ayude a verte mejor, te pase un cepillo por el cabello, te aplique un poco de rubor, labial y rímel. Entonces ya estas lista para recibir las felicitaciones y buenos deseos.