La prolactina es una hormona producida en nuestro cerebro y almacenada en una glándula del mismo órgano llamada hipófisis. Su principal función es el desarrollo mamario y producción de leche materna, aunque tiene muchas otras implicaciones como regular el sueño.
La producción elevada se atribuye principalmente a tumores de la hipófisis que por lo general son benignos, aunque también puede ser reflejo de una disfunción de otra glándula llamada tiroides.
Los niveles hormonales de la prolactina se determinan mediante un análisis en sangre con 8 horas de ayuno, cualquier día del ciclo ovárico, inclusive durante la menstruación. Los parámetros normales se encuentran entre 2 y 29 ng/ml, por encima de estos niveles se determina hiperprolactinemia.
Esta alteración esta ligada a la infertilidad, ya que el bebé depende completamente de la madre durante los primeros años de vida y por lo tanto la producción de esta hormona en la lactancia impide la ovulación, funcionando como un método anticonceptivo natural.
Los siguientes son síntomas que padecen las pacientes con hiperprolactinemia: sangrado menstrual abundante, retrasos menstruales, dolor de cabeza frecuente, disminución del deseo sexual (líbido) y alteraciones visuales, entre otras.
El tratamiento consiste en la administración de pastillas hormonales, siempre después de haber descartado una mala función tiroidea. Este diagnóstico y prescripción debe ser llevado a cabo por un Ginecólogo con especialidad en Biología de la Reproducción Humana, sobretodo en los casos en que se esté buscando un embarazo o bien por un Endocrinólogo, en el caso contrario.
El ejercicio excesivo, la estimulación mamaria y algunos medicamentos como los indicados para el reflujo, gastritis y antidepresivos, pueden ocasionar hiperprolactinemia, por lo que siempre deberá dar seguimiento con su médico tratante.
Dr. Sergio Estévez González
Director de Salud Reproductiva y Ob´s
Ginecólogo / Biólogo de la Reproducción Humana
