El embarazo no quiere decir que solo la mujer tenga sensaciones nuevas, temores, dolencias, incomodidades, antojos, diversión o que la consientan. Muchos estudios alrededor del mundo han demostrado que el hombre también pasa por casi lo mismo que la mujer, por supuesto, no me refiero a que su volumen aumente (aunque existen papás que por ansiedad comen de más y aumentan de peso).
Los hombres también sufren mareos, antojos y cambios en los estados de ánimo. Pero lo más importante es que también sufren temores, angustias y pueden, incluso, sentirse celosos. Todo esto se ha demostrado que es normal. Sin embargo, no todos los hombres lo dicen; por ello es muy importante que platiquen mucho y expresen lo que van sintiendo. Que ambos, papá y mamá busquen una solución para lo que están pasando.
Así como la futura mamá tiene miedo de no ser buena madre, el papá también lo puede sentir. Ambos se eligieron por ser los mejores uno para el otro, por lo tanto, ambos serán buenos para su bebé. La mamá debe de hacer participar al papá en la salud del bebé, podría ser bueno que ambos coman saludable y así le den una alimentación de calidad a su futuro bebé. Salgan a caminar juntos, el ejercicio será bueno para los tres y los ayudará a convivir y platicar de todos sus planes futuros, ilusiones y emociones. Organicen sus agendas para asistir juntos a las pláticas prenatales, citas con el ginecólogo, ultrasonidos y estudios. También léanse, uno al otro, artículos enteros sobre embarazo o educación de los hijos u otros temas que tenemos en nuestra revista Sana y Hermosa.
Otra opción para compartir con su compañero es que ambos decoren la habitación del bebé, salgan a elegir la ropita que usará, los muebles que les gustaría tener, decidir sobre los accesorios, en que hospital nacerá, quiénes serán los testigos en el registro del bebé, quiénes serán los padrinos, y hasta la lista de invitadas al Baby Shower. Involúcrense en todo, verán lo divertido que es.
Un temor muy grave que tienen los futuros papás, que a veces procuran ocultar, es lo concerniente al dinero. A los gastos que se avecinan y que no saben a ciencia cierta si alcanzarán para todo lo que se les viene encima. Hablen abiertamente sobre este lúgubre tema. Busquen opciones para ahorrar, pidan ropa para embarazada o para el bebé, prestada; acepten ropa donada, juguetes, accesorios y todo lo que les quieran dar desinteresadamente, no sean orgullosos. Busquen temporadas de ofertas, compren pañales con meses de anticipación. Lactar es una opción grandiosa para ahorrar dinero al mismo tiempo que alimentan de la mejor forma al bebé. Hagan sus propias papillas.
Las relaciones sociales pueden ser un miedo por el que pasan ambos, y es que la libertad a la que están acostumbrando va a desaparecer. Sin embargo, pueden planear cenas intimas en casa o paseos cortos alguna noche del fin de semana, dejando al bebé al cuidado de una niñera o de los abuelos. Las relaciones sexuales durante y después del embarazo también pueden generar inseguridad en el papá. A menos que el ginecólogo aconseje tener mínimas o nulas relaciones sexuales, ustedes no deberán de limitar sus momentos de intimidad en pareja. Es cierto que los hombres sienten que pueden “lastimar” al bebé, pero si la mamá no está pasando por un embarazo de alto riesgo entonces, no existe la posibilidad de lastimarlo. Deberán de buscar posiciones cómodas y hasta nuevas por el bienestar de su pareja, lo cual, el tener sexo puede convertirse en una aventura muy divertida.
Estar esperando un bebé es de dos, así como fue el concebirlo. Por ello es de dos divertirse, asustarse y hasta imaginar lo que viene en camino.
Artículo escrito por: Martha Aline De la Fuente
Mtra. Consultora en Imagen Pública