Tu Imagen Puede Abrirte Puertas: El Efecto Dominó

¿Qué pasaría si al cambiar algunos detalles en tu ropa, accesorios o cabello, descubrieras que han tenido un fuerte impacto para tu vida futura?

Lo he visto muchas veces, con clientas mías y personas que han pasado por una asesoría en imagen pública.  Un cambio de vestuario bien ejecutado puede convertirte en la protagonista del show y atraer todos los cambios benéficos que esto representa.

Te voy a poner un ejemplo: Una amiga actriz de más de 35 años seguía vistiendo como chica de 17; las líneas de expresión la delataban pese a su perfecto cuidado de su cuerpo y rostro. Una figura envidiable de adolescente, no era suficiente para que la contrataran.  Durante mucho tiempo trate de explicarle que el estilo de ropa que usaba no era el indicado para lo que ella buscaba, se veía vulgar y vieja, pero acostumbrada a su atuendo y conformándose con pequeñas participaciones en tv, ella sentía que tenía la razón. Finalmente un día me pidió ayuda, la asesoré, le indique los colores precisos y el estilo que le correspondía en base a su edad y personalidad. El resultado: siguió siendo sexy, sin ser vulgar; su rostro disimuló algunas líneas de expresión  debido al uso correcto de colores; irradiaba luz por sí sola. Muy pronto consiguió mejores personajes y ahí la lleva, ahora entiende que puede ser la mamá de adolescentes pero sexy sin caer en la chavita – vieja vulgar. Conclusión: vístete para el trabajo que quieres no para el que tienes, repítelo constantemente.

En otra ocasión recibí en mi oficina a una chica increíblemente creativa pero que no podía conseguir elevar su puesto,  había intentado infinidad de veces de acercarse a un alto mando de la empresa en donde trabajaba pero no pasaba de la secretaria.  Las relaciones que tenía con la mayoría de las mujeres de la empresa eran poco amigables, ella pensaba que le tenían envidia debido a su juventud y extraordinario cerebro. Me pidió ayuda para ver qué pasaba con su imagen pública. Y en el momento en que la conocí me impactó su pésimo gusto por la ropa ajustada, en colores llamativos y de poca calidad; conforme la fui conociendo descubrí lo inteligente y amable que era, en la asesoría cambiamos su forma de vestir (que además salió a relucir que le molestaba la ropa ajustada y vulgar, pero que la usaba para llamar la atención y mejorar su puesto), modificamos accesorios y cabello y algunos aspectos de su voz. En poco tiempo era otra, estaba vestida de manera adecuada, se veía amable, sociable y nada vulgar. Las medidas y proporciones de su cuerpo ayudaban bastante para que todo lo que se pusiera la hiciera lucir bien. Las relaciones con compañeras y compañeros de trabajo mejoraron, pasó de la secretaria y pudo entrevistarse con ese alto mando, presentó proyectos y todos fueron aceptados. Su vida laboral, profesional y social mejoró cuando hizo los ajustes correctos y dejo los que ella consideraba eran buenos. Y no tuve que disfrazarla de monja o de nerd. Conclusión: Si quieres que la gente admire tu cuerpo, lúcelo; si quieres que la gente admire tu cerebro, vístete inteligentemente.

En otra ocasión cuando iniciaba mi trabajo como consultora en imagen me tocó conocer a una chica de, apenas 19 años que era la afanadora de la empresa, sin embargo, no lo parecía, ella entendía muy bien el concepto de que trabajaba en un lugar que se dedicaba a sacar la mejor imagen de las personas que lo solicitaban, por ello, siempre iba muy bien arreglada, sin importar que tenía que limpiar baños o pasar el día entero sacudiendo polvo. Un día se presentó al lugar la esposa del gerente de una marca de cosméticos y en su visita se topó un par de veces con la chica de la limpieza. La señora no hizo un solo comentario sobre la niña en toda su estancia, terminó su visita y se retiró. Un par de días después llegaron un par de jóvenes preguntando por la afanadora, solicitaron permiso para tomarle unas fotos y video y se retiraron; no pasaron más de 15 días cuando la esposa del gerente de la marca de cosméticos se comunicó a la oficina, querían contratar a la chica de la limpieza y convertirla de  “cenicienta” a “princesa”. La chica aceptó e hizo un par de comerciales en Sudamérica, y pronto cambió su vida se convirtió en modelo de algunos productos para televisión y trabajó como edecán hasta donde pude seguirle la pista. Tal vez no se hizo famosa pero su vida cambió rotundamente. Conclusión: sin importar en donde te encuentres, nunca se sabe quién está mirando. Vístete para impresionar.

Si quieres que tu vida mejore en todos los aspectos debes de hacer un análisis de tu imagen pública, no estás seguro de por dónde empezar. Acércate a tus consultores en imagen pública ellos te guiarán para generar ese “Efecto Dominó” que tanto buscas.

Martha Aline De la Fuente

Mtra. Consultora en Imagen Pública

 

Tal vez también te interese leer